Es importante comprender que un proyecto de arquitectura no puede ser resuelto de un momento a otro.
“Más allá de ser un número de planos que se entregan para construir una obra, es un proceso de trabajo en donde los entregables se van desarrollando a partir de una metodología que permite resolver el problema encargado.”
Es un problema complejo con un gran número de variables, por lo cual antes de proyectar se deben clarificar los temas que condicionan la solución. No tener claridad sobre las condicionantes puede significar que se desarrollen entregables que pueden ser rechazados por el cliente, generando atrasos en las entregas y un aumento en las horas destinadas al proyecto.
En Siente Cinco desarrollamos cada proyecto a través de una metodología basada en el Design Thinking, en donde el proyecto se va completando a través de etapas que aseguran el avance. Al final de cada etapa se presentan los entregables a cliente con quien se discute lo presentado y se definen acuerdos para seguir desarrollando el proyecto. El objetivo es no dar un paso atrás y definir en cada una de las revisiones con cliente acuerdos que permitan alinear las expectativas de todos los participantes.
A pesar de que cada proyecto tiene sus propias complejidades y pueden tener variaciones en sus procesos de desarrollo, las etapas que debe seguir un proceso exitoso de proyecto por lo general son:
Etapa 1: Definición de la Problemática de Diseño
Para lograr definir un problema de diseño correctamente es importante analizar el encargo desde las diferentes perspectivas que pueden condicionar un proyecto. Declarar el problema no solo permite alinear las expectativas de los desarrolladores, de modo que todos estén diseñando para lo mismo, también ayuda a definir con el cliente los alcances del proyecto. No es extraño que la definición del proyecto vaya mutando con el paso del tiempo, por lo que tener definiciones claras del encargo puede servir para evitar iteraciones innecesarias.
Antes de comenzar ideando soluciones, es fundamental comprender la problemática que el proyecto debe solucionar. Esto va más allá de la definición de un brief o un listado de recintos. En Siente Cinco deconstruimos el problema a partir del análisis de diferentes criterios:
Condicionantes Funcionales
En primer lugar, se debe aclarar que usos debe soportar el espacio a proyectar. Esto queda resuelto mediante la definición de un programa de arquitectura o dicho de otro modo, un listado de recintos. Es importante comprender qué tipo de actividades se deben realizar en cada uno de dichos recintos, para poder calcular los metros cuadrados necesarios y el equipamiento de cada espacio.
Condicionantes Técnicas
Cada espacio puede tener requerimientos vinculados a características técnicas, como lo son las especialidades eléctricas, de climatización o seguridad, entre otras. Este tipo de condicionantes pueden definir la forma de los espacios, y por sobre todo, incidir en el costo de implementación del proyecto.
Es preciso tener en cuenta que todo proyecto debe ser operado y mantenido, es decir, las definiciones del proyecto deben estar pensadas para perdurar en el tiempo.
Condicionantes de Identidad
Comprender la problemática no solo trata de un tema funcional. Es importante entender como es la personalidad y los gustos de los clientes para definir el Look and Feel de los espacios. Cuando el cliente es una marca, puede existir una identidad de marca con elementos de comunicación definidos que deben quedar plasmados en el proyecto.
Estándares de calidad
Entender para que estándar de calidad se está diseñando. Hoy, gracias a la tecnología y la importación de productos, es posible conseguir un mismo look and feel en diferentes estándares de calidad. Hoy una mesa de madera puede ser construida en madera natural, tableros de aglomerado enchapados o incluso revestido en gráficas impresas con vetas de madera. Todas se ven similares, pero tienen costos diferentes.
Es ideal cuando un cliente tiene una idea (real) de lo que está dispuesto a invertir en la construcción de su nuevo espacio. Este número alinea las expectativas y permite no sobre diseñar el proyecto. Cuando esta idea no se tiene clara, como arquitectos podemos diseñar proyectos con costos de construcción fuera de los presupuestos de los clientes. Esto puede acabar en que los proyectos no se construyan, o que requieran modificaciones mayores. Al final, cualquiera de estos escenarios genera inconvenientes para el cliente y dan la percepción de un mal servicio.
Estudio de Cabida
De modo paralelo a la definición del problema de diseño, es preciso desarrollar estudios de cabida; dibujos en planta que permiten organizar el programa definido. Al realizar este ejercicio se logra comprender si los recintos y requerimientos de éstos efectivamente caben dentro del espacio encomendado. Al mismo tiempo, este estudio es la primera instancia en donde se logra comprender las relaciones espaciales de los espacios proyectados.
El ejercicio de cabida sirve para alinear las expectativas del cliente en relación a los usos que le quiere conceder al espacio. No es extraño que el cliente quiera incluir más recintos de los que el espacio puede soportar.
Etapa 2: Anteproyecto
Cuando se tiene un entendimiento de todas las condicionantes que el proyecto debe manejar, comienza la etapa de anteproyecto, en donde se define como será el proyecto en términos espaciales y de look and feel. El objetivo de esta etapa es que el cliente vea cómo será la obra que se está desarrollando.
El elemento básico de esta etapa es la planta. Durante esta fase, la organización de recintos y sus dimensiones deben quedar lo más definidas posible.
Antes de comenzar a definir el look del proyecto es útil la utilización de referentes, que permiten alinear las expectativas entre el cliente y equipo desarrollador. Traer imágenes y comentarlas sirve para entender que cosas le gustan al cliente y que cosas no tienen cabida dentro del diseño.
Para explicar cómo se va a ver el espacio proyectado es necesario definir las elevaciones generales y cortes principales del proyecto. Sin embargo, por lo general los clientes no son capaces de imaginar como terminará siendo la obra solo a partir de la observación de planos. Por este motivo las herramientas de modelado 3D, como Sketchup, o Revit, permiten construir los proyectos en un entorno digital y generar visualizaciones realistas que ayudan a comprender fácilmente como serán los espacios.
Etapa 3: Proyecto Ejecutivo
Esta tercera etapa es donde se desarrollan los planos y especificaciones técnicas necesarias para la construcción del proyecto. En estos documentos se definen las dimensiones, las formas y especificaciones para lograr que un tercero pueda construir la obra.
Antes de comenzar esta etapa, el layout definitivo debe quedar cerrado. Esto permite concentrarse en la definición de las distribuciones de especialidades, para poder activar el trabajo en paralelo de los diversos proyectos de ingeniería necesarios.
Parte de las definiciones de esta etapa son también los muebles especiales y de línea. Es en este punto en donde todas las ideas de proyecto deben quedar definidas.
Etapa 4: Consolidado de Proyecto
En esta etapa se cierran los últimos detalles del proyecto. Terminados los planos generales, se desarrollan los detalles de arquitectura. Estos detalles son fundamentales para comprender la complejidad de la obra y el costo de implementación que puede tener la misma.
Todo el juego de planos se complementa con las especificaciones técnicas y un itemizado de proyecto. El itemizado es el listado de partidas y los metros cuadrados de implementación que tiene la obra y sirve para que los constructores que liciten puedan realizar presupuestos comparables.